lunes, 18 de enero de 2010

CONCLUSIONES Y LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN PARA EL FUTURO


Conclusiones:


En la Conferencia de Copenhague se ha podido ver que la política internacional está dominada por la economía. Se puede explicar gran parte del resultado, del que se puede destacar la ausencia del acuerdo deseado y esperado en dicha Conferencia, a partir de una perspectiva economicista, quedando claro y de manera obvia que el dinero vale más que la protección del medio ambiente. Por tanto, los políticos han evidenciado que se preocupan más de las cuentas que de la protección del planeta, ignorando la urgencia del asunto en sí mismo.

Líneas a seguir en el futuro:
El comportamiento de los políticos en la Conferencia ante el medio ambiente y la manera de investigación se parecen en el punto que los dos son basado en la filosofía occidental. Con el ensayo de Niklas Luhmann 'Ökologische Kommunikation' hemos mostrado que esta filosofía no esta bien para entender los problemas que tenemos con el medio ambiente: El origen de nuestra arrogancia ante la naturaleza se encuentra en la idea del 'dominius terrae' de la filosofía cristiana y estoica. Más tarde lo se transformó en la distinción entre cultura y naturaleza. Esto llega al hecho que simplemente no podemos dejar la polución de la tierra, pero buscamos fanático maneras de resolver la polución – que produce nuevos problemas, que de nuevo intentamos de resolver.

Para los dos, una política mejora y para una análisis mejora, tenemos que dar cuenta a la unidad de la diferencia de sociedad y naturaleza. Si lo hayamos, quizás las problemas se resolverían si mismos.

Una consideración que estimamos imprescindible para la llegada de un acuerdo en la materia que nos ocupa, es decir, el cambio climático es el hecho de que se debe tomar conciencia de las diferentes opiniones y visiones que existen por parte de los países no occidentales. La imposición del discurso occidental en el ámbito de la vida política y social, dificultan el entendimiento y, por tanto, la posibilidad de consenso. Hay entonces que “desoccientalizar” la visión de cómo debe ser el mundo, cómo debe éste funcionar y ser conscientes de que las estructuras no son únicas, sino que existen una gran variedad y formas diferentes de contemplar la realidad. Sólo partiendo de cero, en igualdad de condiciones a la hora de concebir la situación y las distintas posibles soluciones, podremos dar un primer paso en la búsqueda de acuerdos. Las diferencias económicas ya son lo suficientemente determinantes que favorecen la situación de desigualdad entre los países del mundo. Debemos, por tanto, superar la brecha que se impone desde las opiniones y realidades diferentes concebidas por éstos con el fin de que en este ámbito, al menos, podamos acercarnos a la igualdad.

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