lunes, 18 de enero de 2010

¿QUÉ HEMOS APRENDIDO?


Debemos resaltar que esta creación de nuestro propio blog nos ha posibilitado ser conscientes de que en Internet existen diferentes fuentes para el análisis de las que podemos hacer uso y que, bien utilizadas, tienen un carácter científico. Cierto es que las fuentes clásicas – obras sociológicas clásicas – no están contempladas en su totalidad en el medio, pero sí una gran parte de ellas a través de los libros electrónicos.

También hacer mención al hecho de que todas las etapas de nuestro trabajo han sido publicadas, lo que supone una estimulación diferente si uno sólo es consciente de que el trabajo sólo será leído por un profesor y de una sola vez. Referente al hecho de que sea publicado, decir que al ser leído por toda clase de público, no sólo por científicos sociales reales o potenciales, el estilo de escritura cambia, siendo éste más informal y no tan técnico.

También subrayar la incorporación al trabajo de imágenes, vídeos, que contextualizan el tema estudiado y que no es posible incluir en un trabajo convencional. De hecho, se hace imprescindible ya que el soporte de difusión es más dinámico.

Siguiendo con el argumento de la ruptura con los trabajos convencionales a los que estamos acostumbrados, destacar que se ha roto con la metodología de siempre que obliga a seguir paso por paso el informe de investigación, cambiando de manera radical su orden. Esto nos ha obligado a estar más pendiente y al día del tema y de la elaboración de dicho informe.

Decir por último que se ha tratado de una forma de trabajar atípica, fuera de lo convencional, y que por ello ha resultado bastante interesante y, a la vez, muy intenso.

CONCLUSIONES Y LÍNEAS DE INVESTIGACIÓN PARA EL FUTURO


Conclusiones:


En la Conferencia de Copenhague se ha podido ver que la política internacional está dominada por la economía. Se puede explicar gran parte del resultado, del que se puede destacar la ausencia del acuerdo deseado y esperado en dicha Conferencia, a partir de una perspectiva economicista, quedando claro y de manera obvia que el dinero vale más que la protección del medio ambiente. Por tanto, los políticos han evidenciado que se preocupan más de las cuentas que de la protección del planeta, ignorando la urgencia del asunto en sí mismo.

Líneas a seguir en el futuro:
El comportamiento de los políticos en la Conferencia ante el medio ambiente y la manera de investigación se parecen en el punto que los dos son basado en la filosofía occidental. Con el ensayo de Niklas Luhmann 'Ökologische Kommunikation' hemos mostrado que esta filosofía no esta bien para entender los problemas que tenemos con el medio ambiente: El origen de nuestra arrogancia ante la naturaleza se encuentra en la idea del 'dominius terrae' de la filosofía cristiana y estoica. Más tarde lo se transformó en la distinción entre cultura y naturaleza. Esto llega al hecho que simplemente no podemos dejar la polución de la tierra, pero buscamos fanático maneras de resolver la polución – que produce nuevos problemas, que de nuevo intentamos de resolver.

Para los dos, una política mejora y para una análisis mejora, tenemos que dar cuenta a la unidad de la diferencia de sociedad y naturaleza. Si lo hayamos, quizás las problemas se resolverían si mismos.

Una consideración que estimamos imprescindible para la llegada de un acuerdo en la materia que nos ocupa, es decir, el cambio climático es el hecho de que se debe tomar conciencia de las diferentes opiniones y visiones que existen por parte de los países no occidentales. La imposición del discurso occidental en el ámbito de la vida política y social, dificultan el entendimiento y, por tanto, la posibilidad de consenso. Hay entonces que “desoccientalizar” la visión de cómo debe ser el mundo, cómo debe éste funcionar y ser conscientes de que las estructuras no son únicas, sino que existen una gran variedad y formas diferentes de contemplar la realidad. Sólo partiendo de cero, en igualdad de condiciones a la hora de concebir la situación y las distintas posibles soluciones, podremos dar un primer paso en la búsqueda de acuerdos. Las diferencias económicas ya son lo suficientemente determinantes que favorecen la situación de desigualdad entre los países del mundo. Debemos, por tanto, superar la brecha que se impone desde las opiniones y realidades diferentes concebidas por éstos con el fin de que en este ámbito, al menos, podamos acercarnos a la igualdad.

RESULTADO DE NUESTRO ANÁLISIS


El resultado de la Conferencia se explica desde la perspectiva economista de los participantes. Con el protocolo de Kioto, los países en vías de desarrollo no tuvieron que pagar nada y los países desarrollados pudieron financiar proyectos destinados a reducir emisiones en los países en vías de desarrollo para obtener un derecho orientado a poder mantener su producción actual de polución mayor respecto al medio ambiente. Los EE. UU. quisieron cambiar este sistema actual de reglas con el fin de que los países emergentes tengan la obligación de pagar también. La argumentación de los países con menos recursos económicos se ha centrado en el hecho de que ellos no son responsables, o al menos no poseen dicha responsabilidad en gran medida en el proceso de polución del medio ambiente del pasado. Por este motivo, no se había llegado a un acuerdo anteriormente y, como resultado de esta discrepancia, en la actualidad solamente tenemos un consenso mínimo que tiene como objetivo limitar el aumento de la temperatura global a dos grados, pero este acuerdo tampoco es obligatorio para los participantes.



Según nuestra opinión, el resultado muestra que se trató menos de una cuestión política, sino que más bien se ha producido un debate donde han primordiado los intereses económicos. Por eso proponemos una análisis de la perspectiva de la teoría de Niklas Luhmann: El sistema de la economía funciona según su propio código: tener / no-tener, del que se deriba el código: tener dinero / no-tener dinero, o brevemente, dinero / no-dinero. Su estructura está fundada con sus programas, que están representados por los precios, ya que todo lo que sea economía tiene que ser transformado en precios o ésta no puede observarlo. Lo mismo ocurre con el medio ambiente, que está representado en el sistema de la economía únicamente como cuentas. Por eso no se interesan en la preservacion del medio ambiente: mantener y mejorar las condiciones necesarias para la vida en el planeta, un valor que tiene que ser preservado etc., por el contrario,solamente es observado desde una perspectiva económica. Por ello, a nosotros nos parece contradictorio que los líderes del mundo, que tienen el papel de representar a los intereses de la humanidad o, al menos, de su pueblo, no podemos entender que sea analizado por éstos con este tratamiento economicista. Especialmente, si hacemos referencia al hecho de que en la reciente crisis económica, los Estados han gastado miles de miles milliones de dólares para preservar la economía.







Descripción de la conferencia

Nuestro blog trata de la quinceaba Conferencia Climática en Copenhague (COP 15). El tema dominante de esta Conferencia es hacer un contrato que sea sucesor del protocolo de Kioto, que acabará en 2012, para asegurar que la lucha contra el calentamiento de la tierra va a avanzar. Este es un asunto de gran importancia, ya que hasta las estimaciones y los pronósticos optimistas predicen que no tenemos mucho tiempo para llegar al punto en que el cambio climático y sus consecuencias van a ser irreversibles.

Los participantes de la Conferencia han sido los representantes de cada país del planeta casi en su totalidad. Entre ellos han estado presentes los representantes de los naciones industrializadas, con gran esperanza puesta en la presencia del nuevo presidente de los EE. UU., Barack Obama, quien, al contrario que su antecesor George W. Bush, parece más abierto y sensible a los asuntos de la protección del medio ambiente.

Fuera de los participantes oficiales, se ha podido apreciar la presencia de mucha gente: representantes de las ONGs., participantes de manifestaciones etc. Estos representantes no han mostrado mucha confianza respecto a la credibilidad de la Conferencia. Mencionable son las acciones de la O.N.G. “Greeepeace” que han disturbado la Conferencia y se han encontrado con sanciones que parecen innecesarias y graves. Una cosa que a nuestro juicio ha sido muy humilante es el hecho de que los manifestantes no han sido concntrados en cárceres convencionales, pero sí en salas multiuso semejantes a jaulas.





Reacciones antes de la Conferencia

Sobre las reacciones antes de la Conferencia, hemos establecido una categorizacion de tres tipos de actores: la industria, los politicos de los diferentes Estados del mundo y, por último, los actores políticos y ecologistas que no participan oficialmente en la conferencia de Copenhague. Por parte de la industria, nos hemos dado cuenta de que parece que ésta se muestra optimista y partidaria a los retos eocológicos y económicos del calientamiento del clima. Pero, por otra parte, las asociaciones de los ecologistas han lanzando muchas críticas, siendo la acusación primordial el hecho de que la economia tiene un comportamiento hipocrita.

Por parte de los politicos hemos apreciado que los interesses de los EE. UU. se basan primordialmente en el empeño de llegar a un acuerdo con el fin de que los paises en vía de desarollo pagen también por sus emisiones emitidas al medio ambiente. Los paises que están desallorándose, son contrarios a este acuerdo. Los países que ya han conseguido una industrialización acceptable como son China, Brasil o India, quieren ser más respetados y actúan como líderes de los países con menos recursos.

Por parte de las diferentes posturas políticas hemos hecho hincapié en aquellas ideologías que se acercan más a la izquierda y a la derecha. La primera tendencia ideológica es más sensible a la protección de medio ambiente, mientras que en la análisis de las páginas web de la derecha no había ninguna referencia sobre dicha Conferencia, así como del medio ambiente. Ellos la aprecian con sentimientos mixtos, y parece que no creen en un giro de la política, a diferencia de la ideología de izquierda, que sí que alberga una esperanza de cambio y de acuerdo entre países.





Resultados de la Conferencia

El resultado de la Conferencia ha sido muy pobre. Los EE. UU han querido cambiar el sistema de reglas del protocolo de Kioto consistente en el hecho de que los países en vías de desarrollo se incorporen al pago que pretende evitar el cambio climático. Sin embargo, la reacción de estos países, por el contrario, ha sido la adopción de la postura que argumenta su desacuerdo, ya que éstos no se sienten responsables de la polución del mundo. El único acuerdo al que ha sido posible llegar, está basado en un consenso mínimo que no es vinculante para los participantes. Este consenso consiste en la llegada a la meta de la limitación del aumento de la temperatura global a dos grados. Después de una Conferencia privada entre China, los EE. UU, África del sur, India y Brasilia, Barack Obama volvía a su país. El resultado de esta Conferencia fue rechazado después.

Respecto a la presencia en la Conferencia de Copenhague de los activistas de Greenpeace, Juan Lopez de Uralde, Nora Christiansen, Christian Schmutz y Joris Thijssen fueron encarcelado, después de una protesta en la cena de gala de la reina de Dinamarca. En la actualidad, después de 18 días, han sido puestos en libertad.



Análisis de poder

El cambio climático es real y nos afecta a todos, la mayoría de los científicos lo afirman. Por ello, a primera vista, es muy difícil para los ciudadanos entender las razones por el que no ha habido un acuerdo que frene el cambio climático. Entonces, ¿cuáles son las causas del fracaso de la Conferencia? La gran parte del fracaso es culpa de motivos económicos, como se afirma en el libro “Cómo hacer que funcione la globalización” de Joseph E. Stiglitz (Stiglitz 2006:211): “El calentamiento de la atmósfera es un problema global, pero nadie quiere pagar para arreglarlo. Todo el mundo quiere aprovecharse de los esfuerzos de los demás, pero es en interés de todos por lo que el mundo debería actuar colectivamente y hacer algo.” (Stiglitz 2006:226). Como problemas del Protocolo de Kyoto, Stiglitz menciona que se tiene que incluir a los países en vías de desarrollo para conseguir que los Estados Unidos ratifique el acuerdo; hay que encontrar la forma de obligar a que se cumplan los objetivos de cada país en la protección del medio ambiente. Además, hay que encontrar una forma técnica para reducir el coste de las emisiones.



El gran problema con el marco de Kioto es que tienen que acordarse las cuotas de reducción de emisiones justas para todos los países. El sistema actual tiene como referencia las emisiones del año 1990 de cada país, es decir, que se comprueba la cantidad de la contaminación de un país en 1990 con los actuales para saber cuanto más este país podrá contaminar en el futuro. El problema es que para los países en vías de desarrollo este sistema no tiene mucho sentido, porque se ven limitados en su derecho de desarrollarse de la misma manera que han seguido los países industrializados. No es difícil entender que podrían demandar el derecho de emitir la misma cantidad per cápita como los Estados Unidos, pero este es “unas siete veces superiores a las de China y doces veces por encima de la media de todos los países en vías de desarrollo” (Stiglitz 2006:228). De la misma manera, se podría argumentar que los Estados Unidos ya han contaminado más en el pasado, por eso en el futuro deberían contaminar menos, que es lo contrario al acuerdo actual de Kioto. Stiglitz propone que es necesario para el funcionamiento del protocolo de Kioto que se establezca un compromiso entre los objetivos basados en las emisiones por dólar de PIB (que estará más en favor de los EE.UU.) y los objetivos basados en las emisiones per cápita (que forzaría a los EE.UU. a hacer muchos más esfuerzos para incrementar su eficacia energética). Stiglitz concluye con que los argumentos de moral no funcionan en este contexto y, por eso, se debería usar el marco de la OMC (Organización Mundial del Comercio) para usar sanciones al Comercio Internacional. Él menciona un caso de sanciones en que los EE. UU implicaban a Tailandia, para obligarle a emplear en la pesca de gambas redes que no fueran perjudiciales para las tortugas, y amenazó con no comprar crustáceos pescados con ese tipo de redes. Según esto, la OMC estableció el principio de mantener el entorno global como algo lo suficientemente importante para suspender el acceso normal a los mercados, que la OMC garantiza a todos sus miembros, que cuando un país exporta productos que, de algún modo, lo ponen en peligro. Stiglitz propone que este caso podría servir como precedente “que debería aplicarse a las empresas norteamericanas que contaminan el aire con una alta concentración de gases invernadero.” (Stiglitz 2006:229) De esta manera los países que se han adherido al Protocolo de Kioto podrían imponer unas tasas o restringir las importaciones de aquellos productos norteamericanos que se fabrican con métodos que innecesariamente contaminan la atmósfera.

Otra opción sería la de considerar los daños al medio ambiente como cuentas que no son pagadas por las empresas estadounidenses, y esto sería una subvención encubierta que no estaría permitida según las reglas de la OMC. Cuando no es posible alcanzar un acuerdo en el marco que ofrece la O.N.U. y la conferencia de partidos (C.O.P.) a causa del desequilibrio de poder, la U.E. tiene que tardar demasiado en prestar atención a otras opciones como éstas orientadas a vencer a los EE.UU con “sus propios armas”, o sea, en un marco (el de la O.M.C.) que hasta ahora los EE.UU. usan casi siempre para sus propias ventajas.

Para finalizar, Stiglitz propone un marco alternativo a Kioto. El problema con el acuerdo de Kioto es que es muy difícil acordar las cuotas de cada país. Los años pasados también han enseñado que el negocio de emisiones no habían reducido efectivamente los emisiones (derstandard.at, 1.12.2009). Por eso, sería más justo y eficaz imponer una tasa global común sobre las emisiones de dióxido de carbono o imponer un gravamen al petróleo, el carbón y el gas, que reflejaran las emisiones que estos combustibles generan. La tasa debería ser suficientemente elevada para que conseguir una reducción global de las emisiones equivalente a la que figura en los objetivos del Protocolo de Kioto. También se podrían usar los ingresos de cada país para reducir otros impuestos como los del ahorro, los de la inversión o los del trabajo, que estimularían la economía. De este modo, se podría dejar de lado las “subvenciones” (indirectas) que el sector energético recibe ahora. Por lo tanto, es muy difícil hacer un acuerdo en el que todos los países acepten esta tipo de tasa también. Esto sólo sería posible si hubiera sanciones pare el comercio de todos los países que no lo introduzcan (Stiglitz 2006:237).

Este análisis enseña que si la constitución del poder entre la O.N.U. previese que los líderes del mundo se pongan de acuerdo, sí quedan herramientas económicas para los países poderosos como las que constituyen la U.E para acercarse a un sistema más en favor del medio ambiente.



derstandard.at (2009): Neue Klimasteuern derzeit "problematisch”. http://derstandard.at/1259280888055/Studie-Neue-Klimasteuern-derzeit-problematisch

Stiglitz, Joseph E. (2006): Cómo hacer que funcione la globalización.

Sobre el suceso de greenpeace

La organización ecologista greenpeace ha hecho acto de presencia en la Conferencia de Copenhague, con actos muy peculiares y llamativos, a los que nos tienen acostumbrados, para llamar la atención no sólo de la clase política sino de la opinión pública en general. El suceso que más ha sorprendido ha sido la detención policial de varios de sus representantes por haberse “colado” en la cena de gala de la reina de Dinamarca portando grandes pancartas pidiendo un acuerdo real a los representantes de los distintos Estados que frene el cambio climático al que está sometido nuestro planeta. La detención y carcelación de estos manifestantes ha durado 18 días, medida que de cara a la opinión pública ha sido excesiva, hasta su puesta en libertad.

Este hecho puede tener varias lecturas. Si tomamos como perspectiva de base los análisis del discurso tanto de Bourdieu como de Foucault, este hecho puede ser analizado a partir de la opresión que las instituciones públicas llevan a cabo, penalizando a todos aquellos ciudadanos que no cumplan las normas que ellos mismos han impuesto. La cárcel para el poder es necesaria para mantener el orden social, y todo aquel que se salga de dicho orden será castigado, en principio, para que éste pueda ser reeducado facilitando así su inserción en el conjunto de la sociedad. Para Bourdieu, muy en la línea de Foucault, el juego de poder impone sus normas: quien esté en contra de lo establecido, lo pagará. El juego, por tanto, se basa en la relación entre opresores y oprimidos. Los primeros decidirán sobre los segundos e impondrán su criterio de tal manera que conseguirán el comportamiento deseado para ellos por parte de los que están fuera de su poder sin que éstos lleguen a darse cuenta de su situación de opresión. Lo que ha pasado es que los representantes de greenpeace son conscientes de esta imposición y han demostrado que no quieren pertenecer a la servidumbre del poder. Conocen el sistema, el juego, y deciden salirse de éste aún sabiendo que dicho sistema los contempla como al sometido inconsciente y le impondrán penas aún más desorbitadas, como ha sido el caso, para demostrar su fuerza y hegemonía.

Pero la otra cara de la moneda es que, a pesar del “castigo” impuesto, la asociación y sus representantes han salido reforzados. Si normalmente sus actos de protesta en favor de la protección del medio ambiente han sido muy conocidos, esta última ha tenido una mayor repercusión. Los medios de comunicación tienen gran parte de culpa de la amplia difusión de la noticia, así como la dureza de las consecuencias que ha tenido este acto.